Muchas son las veces que he oído a madres decir que aguantan en una relación por sus hijos, porque cómo van a romper la familia, porque cómo le van a hacer eso a sus hijos,… y a esta falsa creencia el entorno no suele ayudar mucho.
La idea de aguantar “por los hijos” conlleva aguantar el no priorizarse como mujeres, el sacrificar nuestra felicidad, el aguantar muchas veces situaciones que no deberíamos aguantar…
Si te ves identificada, te quiero hacer una pregunta, te has parado a pensar qué es lo que realmente necesitan tus hijos?
Hoy te quiero compartir que pienso yo sobre esto y como viví yo este proceso, que he de confesar que a mi me llevo unos años, para tomar la decisión de que la mejor opción a la situación que estaba viviendo era el divorcio.
En mi caso LO HICE POR ELLOS, mis hijos fueron los que me impulsaron a tomar la decisión, fueron mi motivación para decir BASTA!, mi motor para el cambio.
Y para llegar a dar este paso me hice dos preguntas que para mi fueron muy poderosas, que me ayudaron a hacer mi clic, y que me apetece mucho compartirlas contigo:
- Si mi hija tuviese una pareja así me gustaría? Yo querría que mi hija viviera en una relación cómo la que estaba viviendo yo?
- Querría que mis hijos normalizasen una relación de pareja y una vida familiar como la que estábamos viviendo en casa?
Supongo que te imaginas mi respuesta, un rotundo NO. Entonces, si eso no lo quería para mis hijos, porqué lo estaba permitiendo para mi? Pues supongo que lo que nos pasa a muchas, pensaba que yo conseguiría hacerlo cambiar, que llevábamos muchos años juntos como para no quemar todos los cartuchos posibles para que eso funcionase, porque no sabía cómo podría salir adelante yo sola,…
Sabes lo que creo ahora, echando la vista atrás? Que todas esas objeciones venían a mi mente porque dar el paso de tomar la decisión de separarse es tremendamente difícil y porque NUNCA llega el momento perfecto para hacerlo.
Y llegó un día en el que las objeciones dejaron de ser lo suficientemente fuertes porque yo estaba lo suficientemente fuerte para tomar decisiones, a ese momento yo le llamo EL CLIC y dar respuesta a esas dos preguntas que te he compartido antes para mi fue el primer paso para el cambio.
Lo hice por ellos, para poderles dar una mejor versión de mi, para darles un ambiente de calma en casa, para ofrecerles un lugar seguro, para que tuvieran un mejor modelo de familia (y de esto te hablo otro día, porque qué es una familia normal?), para mostrarles que me respetaba y me valoraba a mi misma,… Porque lo mejor que les podemos ofrecer a nuestros hijos es predicar con el ejemplo y es que, no lo digo yo, lo dice la ciencia, los peques aprenden por imitación y por ensayo-error, y la primera es más efectiva que la segunda.
Porque lo que realmente necesitan nuestros hijos es un padre y una madre que estén bien, juntos o separados, pero que estén bien.