Uno de los grandes errores que cometí yo en mi divorcio fue tener altas expectativas.
Y tener expectativas está bien, pero creer que esas expectativas son la única opción pasa factura emocionalmente.
Si estás pensando en divorciarte o has iniciado el proceso, espero que lo que te voy a contar te sirva para gestionar mejor estas expectativas y si estás en un momento más avanzado del proceso espero que a ti también te sirva para gestionar mejor este duelo de expectativas.
Y es que un divorcio, una separación, no es un camino fácil y, en ocasiones, puede parecer que el mundo se ha vuelto del revés, que todo se ha puesto patas arriba. En estos momentos es cuando te dices… “Mi divorcio va a ser así…”, “Cuando nos divorciemos todo será mejor…”, “Nos organizaremos así…” A esto se le llama generar expectativas.
Uno de los aspectos más desafiantes de este proceso es lidiar con las expectativas que tenías antes del divorcio y cómo tu nueva vida después de él puede ser completamente diferente a lo que habías imaginado. Y aparece el duelo de expectativas. Pero tranquila, no estás sola en esto, hoy te voy a compartir cómo gestionar este duelo de expectativas de la mejor manera posible.
El Escenario Ideal Vs. La Realidad
Como te decía, tener expectativas está bien. Es normal que cuando te casaste o cuando empezaste una vida en pareja tuvieras sueños y planes de cómo sería el futuro. Y el divorcio rompe con todo eso.
Pero es que también puede que te hayas imaginado cómo será tu vida tras el divorcio, con una idea de armonía, de crear una transición fácil para tus hijos, de que los acuerdos sean fáciles, incluso de volverte a enamorar. Pero luego viene la realidad, que en la mayoría de los casos suele ser más compleja.
La Realidad del Divorcio
Cuando nos encontramos en medio del proceso de divorcio, a menudo nos damos cuenta de que la realidad es mucho más complicada de lo que habíamos imaginado. Y es que no nos han enseñado nunca a divorciarnos.Todo es nuevo, desconocido y juega a nuestra contra la falta de información y nuestro estado emocional. Pueden surgir desacuerdos con tu expareja, la comunicación puede ser tensa o nula, los niños pueden tener dificultades para adaptarse, y la vida cotidiana puede volverse abrumadora.
También puedes sentir que has perdido el control de tu vida. Aquellas decisiones que tomaste pensando que serían las mejores para ti y tu familia pueden no haber tenido el resultado esperado. Y eso puede doler, y mucho.
Sientes que “a mi edad y vuelvo a estar en la casilla de salida…”
El Duelo de Expectativas
Lo que estás experimentando es lo que se conoce como “duelo de expectativas» (y que poco se habla).
El duelo de expectativas es el proceso emocional que atraviesas cuando te das cuenta de que las expectativas que tenías antes del divorcio no se cumplen. Puede sentirse como un luto, porque estás perdiendo la vida que pensabas que tendrías.
Como todo duelo, este también tiene sus fases::
- Sensación de pérdida: Puedes sentir que estás perdiendo no solo a tu pareja, sino también la vida que habías planeado juntos. O si estás en un momento más avanzado del divorcio y las cosas no se están dando como pensabas, puedes sentir que estás perdiendo la vida que se supondría que te tocaría vivir en estos momentos. Esto puede ser especialmente abrumador si tu divorcio implica un cambio drástico en tu estilo de vida o en la dinámica con tus hijos.
- Frustración e ira: Es natural sentirte frustrada o enfadada cuando las cosas no salen como habías planeado. Puedes estar enfadada contigo misma, con tu expareja o con la situación en general. Estos sentimientos son parte del proceso.
- Tristeza y nostalgia: Puedes sentir nostalgia por los momentos felices que compartiste con tu expareja o por la vida que tenías antes del divorcio o por la vida que habías supuesto que ibas a tener después del divorcio. La tristeza es una emoción natural en este proceso.
- Confusión e incertidumbre: El no saber qué va a pasar de ahora en adelante, el hacer frente a lo desconocido, a una situación totalmente nueva puede generar mucha incertidumbre. Y no todo el mundo se desenvuelve bien frente a la incertidumbre.
- Aceptación y adaptación: Y llegará el momento en el que comiences a aceptar que la vida ha cambiado y que debes adaptarte a esta nueva realidad. Llegará el momento en el que empieces a ver la luz, en el que te sientas un poquito más cómoda en tu nueva realidad. Pero llegar a esta etapa requiere su tiempo. Cuánto? Pues para esto no hay una respuesta exacta, depende de cada una y de sus circunstancias, no hay unos tiempos que estén mejor que otros.
Lo importante es no detenerse, avanzar y transitar cada una de las fases del duelo sin prisa, pero sin pausa.
Consejos para Gestionar el Duelo de Expectativas
Ahora que tenemos identificado el duelo de expectativas, hablemos de cómo poder gestionarlo de una manera saludable y constructiva. Aquí te dejo algunos consejos:
- Permítete sentir todas tus emociones: Primero y ante todo, permítete sentir. No reprimas tus emociones ni te sientas mal por tenerlas. El proceso de duelo implica una montaña rusa de emociones, y todas son válidas. Llorar, enojarte, sentirte triste, todo está bien.
- Busca apoyo: No tienes que atravesar este proceso sola. NO ESTÁS SOLA. Busca el apoyo de amigos, familiares o incluso un terapeuta. Apóyate en nuestra comunidad, en empowerMUM estamos para que este camino te sea mucho más fácil.Hablar sobre lo que estás sintiendo puede ser terapéutico y te ayudará a procesar tus emociones. Repito, NO ESTÁS SOLA.
- Ajusta tus expectativas de nuevo: Una vez que hayas permitido que tus emociones fluyan, es hora de ajustar tus expectativas. Comprende que la vida después del divorcio será diferente y que no todo sucederá como habías planeado o te imaginabas, pero eso no significa que no pueda ser buena. Abraza la posibilidad de un nuevo comienzo y reconstruye tus sueños y metas. El divorcio es una oportunidad para priorizarse y construir esa vida que realmente te mereces.
- Establece límites claros: La comunicación con tu expareja puede ser un desafío, pero es importante establecer límites claros para mantener la paz y la estabilidad. Define cómo serán las interacciones y asegúrate de que sean respetuosas y saludables, esto es especialmente importante cuando hay hijos en común. Formaliza legalmente la situación, no te fíes de los “si ya estamos bien así” o “nosotros ya nos apañamos sin papeles”, esto a la larga no suele funcionar y mejor tener todos los acuerdos por escrito. Asesórate bien con un abogado especializado en derecho de familia y ten un buen convenio (cuanto más completito mejor). Y recuerda, si no está escrito no existe.
- Cuida de ti misma: No olvides cuidar de ti misma. El divorcio es agotador física y emocionalmente. Prioriza tu salud física y mental. Come bien, haz ejercicio, duerme lo suficiente y busca actividades que te hagan feliz. No me cansaré de decir, que tus hijos lo que necesitan es una madre que esté bien y que si tú estás bien todo está mucho mejor.
- Enfócate en el presente: Mientras ajustas tus expectativas para el futuro, también recuerda enfocarte en el presente. Disfruta de los momentos con tus hijos, de tus amistades y de las pequeñas alegrías diarias, porque sí, incluso en medio de las tempestades hay momentos en los que se puede disfrutar.
- Sé paciente contigo misma: El duelo de expectativas es un proceso que lleva tiempo. No te apresures a superarlo. Date permiso para sanar y evolucionar a tu propio ritmo. Y no seas dura contigo misma, no te autojuzgues.
Y sí, el duelo de expectativas puede ser un proceso desafiante, pero también puede ser una oportunidad para crecer y encontrar una versión más fuerte y resiliente de ti misma. A través de la aceptación, el apoyo y el autocuidado, puedes transitar este proceso de una manera saludable y salir más fuerte.
Recuerda, NO ESTÁS SOLA EN ESTO, la comunidad de empowerMUM estamos aquí para acompañarte en todo este proceso y siempre hay luz al final del túnel. Tu historia después del divorcio la escribes tú misma, ¡así que asegúrate de que sea una historia en la que te sientas orgullosa de ser la protagonista! Una historia en la que mires atrás y te digas ¡OLE TÚ! ¡Puedes hacerlo!