El divorcio es uno de los procesos más complejos que una persona puede atravesar. A menudo, cuando hablamos de separación, se pone el foco en las cuestiones económicas, jurídicas y logísticas. Sin embargo, poco se habla del coste emocional que supone. Este coste emocional es significativo y tiene un impacto profundo en quienes lo experimentan, desde el momento en que se toma la decisión de separarse hasta mucho después de haber firmado los papeles del divorcio.
Con este post el objetivo es el de visibilizar y comprender las emociones que afloran durante el proceso de divorcio, reconociendo que es, en muchos aspectos, un proceso de duelo. Después de haber vivido mi propio proceso y de haber hablado con muchas de vosotras quiero compartiros las emociones más comunes que pueden surgir y cómo nos afectan, además de ver herramientas para lidiar con ellas y encontrar el apoyo necesario para seguir adelante.
El divorcio: un duelo con todas sus fases.
El divorcio no es solo una ruptura legal; es también una ruptura emocional. Como todo duelo, pasa por una serie de etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación, según la teoría del duelo de Elisabeth Kübler-Ross. En cada una de estas fases, surgen emociones intensas que pueden desbordar y confundir.
Aunque cada una de nosotras vivimos el proceso de forma distinta, es importante entender que todas las emociones que surgen son válidas. Reconocerlas y no reprimirlas es el primer paso para poder avanzar.
Lo sé, no es nada fácil, pero no estás sola.
Emociones comunes en el proceso de divorcio.
Y cuáles son estas emociones que suelen aparecer a lo largo de un proceso de divorcio? Es importante decir que estas emociones no siempre se presentan de forma lineal y es posible sentir varias a la vez. Es normal que, a veces, la intensidad de estas emociones haga que parezca imposible seguir adelante, pero reconocerlas es el primer paso para poder gestionarlas.
Culpa
La culpa es una de las emociones más comunes y difíciles de sobrellevar. Durante un divorcio, muchas nos sentimos culpables por haber «fallado» en la relación, por haber tomado la decisión de separarnos o por los efectos que esta decisión puede tener sobre sus hijos. También puede surgir culpa por no haber hecho más para salvar la relación. O incluso culpa por haber tardado en tomar la decisión o por haber permitido cosas que no estaban bien, por no haber salido antes o por no haber puesto límites.
Este sentimiento puede paralizar y hacer que dudemos de nuestra decisión o echarnos atrás, solo para evitar el dolor que la culpa nos genera. Sin embargo, es importante recordar que una relación que ya no funciona puede hacer más daño que bien, ya no solo a la pareja o a ti misma, sino también para los hijos. Aceptar la culpa y reconocer que la decisión de divorciarse puede ser lo mejor para todos es fundamental para seguir adelante.
Miedo
El miedo es otra emoción dominante en el proceso de divorcio. Miedo a lo desconocido, a quedarte sola, a perder la estabilidad económica, a cómo los hijos afrontarán la separación o a cómo será la vida después del divorcio.
Y es que aunque parezca raro decirlo, por mi mal que fuera nuestra situación, estamos saliendo de nuestra zona de confort, y eso da miedo.
Este miedo puede ser paralizante, haciendo que nos aferremos a una relación que ya no suma. El miedo es una respuesta natural al cambio, pero es importante verlo como una oportunidad de crecimiento personal. Con el tiempo, ese miedo puede transformarse en la confianza de que, aunque el futuro sea incierto, también está lleno de nuevas oportunidades.
Indecisión
El proceso de divorcio está lleno de decisiones difíciles: desde cuestiones legales hasta arreglos de custodia y división de bienes… A menudo, sentimos una gran indecisión y dudas por si estamos tomando las decisiones correctas.
La indecisión puede estar alimentada por la confusión emocional, el miedo al cambio, la desinformación y la incertidumbre sobre el futuro. Es fundamental en este momento rodearse de profesionales que puedan ofrecerte una orientación objetiva y ayudarte a tomar decisiones desde la calma y la reflexión, no desde la angustia o el estrés.
Euforia
Aunque parezca sorprendente, también es común experimentar momentos de euforia durante el proceso de divorcio. Esta emoción suele surgir cuando se da un primer paso hacia la independencia o se empieza a vislumbrar la libertad que conlleva dejar una relación que ya no funcionaba.
La euforia puede ser fugaz y estar mezclada con otras emociones más difíciles, pero es un recordatorio de que la vida tras el divorcio también puede traer nuevas oportunidades y momentos de felicidad. Celebrar estos momentos de euforia es importante, ya que nos permite ver que hay vida más allá del matrimonio.
Tristeza
La tristeza es probablemente la emoción más esperada durante un divorcio. Es natural sentir tristeza por la pérdida de una relación, de un proyecto de vida, de una familia tal como la conocíamos. Esta tristeza puede sentirse como un vacío profundo, y muchas veces se agrava al pensar en los hijos o en los años compartidos con la pareja.
Es fundamental permitirse sentir esta tristeza y no tratar de reprimirla. El divorcio es una pérdida, y como tal, es necesario pasar por las diferentes fases del duelo. Negar la tristeza solo alargará el proceso de sanación.
Decepción
La decepción suele estar presente en el proceso de divorcio, ya sea hacia la pareja, hacia ti misma o hacia la situación en general. Se manifiesta cuando nos damos cuenta de que las expectativas que teníamos para nuestra relación no se cumplieron y que, a pesar de los esfuerzos, las cosas no salieron como esperábamos.
La decepción puede ser difícil de gestionar, especialmente cuando viene acompañada de otros sentimientos como la traición o la sensación de haber sido defraudadas. Sin embargo, también puede ser una oportunidad para redefinir nuestras expectativas y aprender a aceptarnos y aceptarlo todo tal como es.
Ira
La ira es una de las emociones más intensas y peligrosas durante el divorcio. Puede estar dirigida hacia la pareja, hacia uno mismo o incluso hacia el sistema judicial o las circunstancias. La ira puede surgir de la frustración acumulada durante la relación, del dolor de la separación o de los conflictos que surgen durante el proceso de divorcio o posterior.
Aunque es una emoción válida, es importante no dejar que la ira controle nuestras acciones. La ira mal gestionada puede complicar el proceso de divorcio y afectar negativamente a la relación con los hijos. Aprender a canalizar la ira de manera constructiva es esencial para evitar que se convierta en un obstáculo en el camino hacia la recuperación emocional.
Cómo lidiar con las emociones durante el proceso de divorcio.
Aunque estas emociones son inevitables, lo más importante es aprender a gestionar cada una de ellas de manera saludable. Aquí te dejo alguna de las cosas que puedes poner en práctica y te pueden ayudar:
Aceptar y validar tus emociones: No reprimas lo que sientes. Todas las emociones tienen un propósito y son una señal de que algo dentro de ti necesita ser atendido.
Buscar apoyo: Hablar con un terapeuta, psicólogo o un coach especializado en divorcios puede marcar una gran diferencia. Un profesional te ayudará a gestionar estas emociones de manera constructiva.
Cuidar de ti misma: En medio del caos emocional, es fácil olvidarse de una misma. Prioriza tu bienestar físico y mental para estar en la mejor forma posible durante este proceso. No te olvides, si tu estás bien, todo está mucho mejor.
Tomar decisiones informadas: Evita tomar decisiones importantes cuando te sientas abrumada por las emociones. Busca asesoría legal y financiera para asegurarte de que tus decisiones no solo sean emocionales, sino también racionales. Y recuerda que la información es poder, así que no te quedes con dudas, pregunta y ten las cosas claras antes de tomar decisiones.
EmpowerMUM: un apoyo integral para madres en proceso de divorcio.
En empowerMUM, entendemos que el divorcio no solo es una cuestión legal o financiera, sino también emocional. Nuestro enfoque es acompañarte en todas las áreas críticas de este proceso, incluyendo tu bienestar emocional. Contamos con un equipo de psicólogas, terapeutas y profesionales especializados que te ayudarán a navegar por este torbellino de emociones de manera sana y positiva.
Además, a través de nuestras sesiones de acompañamiento, te brindamos el espacio que necesitas para reconectar contigo misma, procesar tus emociones y salir fortalecida de esta experiencia.
Si sientes que alguna de estas emociones está tomando el control de tu vida o si simplemente necesitas apoyo para gestionarlas mejor, no dudes en contactarnos. En empowerMUM, estamos aquí para ayudarte a superar este proceso de la mejor manera posible.
El divorcio es, sin duda, un proceso desafiante y emocionalmente retador. Pero también es una oportunidad para que puedas crecer y reconstruir una vida plena. Aceptar y gestionar las emociones que surgen durante esta etapa es esencial para avanzar y recuperar el control de tu vida. Si te encuentras en este proceso o estás a punto de atravesarlo, recuerda que no tienes que hacerlo sola.
Pedir ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad. En empowerMUM, estamos aquí para acompañarte en cada paso de este camino. Si necesitas apoyo emocional, no dudes en agendar una sesión con nuestras psicólogas o terapeutas y dar ese primer paso estar bien.